viernes, 14 de febrero de 2014

Denegado el derecho de rectificación


Como anuncié hace unos días, interpuse demanda contra MENÉAME COMUNICACIONS, S.L. a fin y efecto de ejercer mi derecho de rectificación respecto a la difusión de una página difamatoria contra mí. El escrito de demanda, donde se exponen los argumentos principales de mi pretensión, puede leerse en este enlace. No hay que confundir esta acción con la vía penal, que inicié en junio y corre en paralelo, ni con la civil ordinaria, que todavía no he emprendido.

El 28 de enero, admitida a trámite la demanda, "Menéame" recibió citación para comparecer en juicio.  Como anticipé, no fue la lamentable Pérez la encargada de defender a www.meneame.net, sino el excelente letrado Carlos Sánchez Almeida. Pérez sólo está para e-mails, faxes y burofaxes, y para acusarme de falso abogado.

Otro detalle a destacar fue la actitud huidiza de Benjamí Villoslada, que no fue capaz de levantar la mirada y huyó a paso acelerado, pese a mi interés en saludar. Estos tipos sólo son valientes tras una pantalla.

La vista oral se celebró el pasado viernes 7 de febrero en Barcelona. Duró aproximadamente 40 minutos, de los que, por equidad procesal, sólo pude hablar unos pocos al haber mostrado ya mi posición en el escrito de demanda. Creo que el pleito no estuvo exento de interés, por lo que lo reproduzco a continuación.













El objetivo de esta demanda de rectificación era doble. Por un lado, obtener de "Menéame" la retractación por haber permitido la difusión de informaciones inexactas y perjudiciales sobre mi persona. Este objetivo no se ha logrado. Por el otro, conocer con anticipación las armas que "Menéame" empleará en su futura defensa, consistente en declinar toda responsabilidad por lo que considera publicaciones de terceros que www.meneame.net sólo filtra o amplifica. Esta tesis de Sánchez Almeida, pese a ser muy discutible, ha triunfado esta vez en un procedimiento que, por su carácter sumario y específico, podía descarrilar fácilmente ante un supuesto de hecho atípico como el que nos ocupa, riesgo que a pesar de todo quise asumir por la ventaja estratégica que esta vía me concedía. Así pues, la Juez ha apreciado falta de legitimación pasiva y, por consiguiente, ha desestimado mi demanda de rectificación. Las consideraciones esgrimidas en la sentencia para justificar el fallo son:

- Que el derecho de rectificación concierne sólo a hechos, no a opiniones.

- Que no existe censura previa en "Menéame", y por tanto no resulta equiparable a cualquier otro medio de comunicación social con un control editorial efectivo.

El primer punto aplicado a este supuesto resulta muy endeble, ya que las manifestaciones reseñadas por mí tenían un carácter esencialmente fáctico. En toda descripción de hechos siempre se introduce un matiz subjetivo, lo que en absoluto conlleva que dicha descripción deba tenerse por un juicio de valor.

El segundo es sin duda el fundamental, prácticamente el único esgrimido por Sánchez Almeida y en el que se basó la testifical de Galli, sin que yo fuera capaz de desvirtuarlo.  

La Juez, no obstante, ha apreciado que existen serias dudas de hecho o de derecho en este caso, por lo que no ha impuesto las costas a ninguna de las partes. Esto significa que "Menéame" ha pagado las suyas (abogado y procurador, pero también notario y avión) y yo las mías; es decir nada, puesto que me representaba a mí mismo, por lo que sólo consumí unas horas de mi tiempo, que considero bien invertidas.

Por añadidura, tuve la impagable satisfacción moral de arrancar a estos déspotas de internet, elemento en el que se sienten cómodos y poderosos, y traerlos por las narices al mío, el de la Justicia, donde son forasteros y peleles.

Sobre estos mimbres creo que los representantes, deudos y adeptos de "Menéame" no tienen mucho que celebrar, salvo el haber evitado "in extremis" el primer golpe, una acción ejercida por mí de forma subsidiaria y a todas luces la que menos me importa, cuya resolución además no tiene efectos de cosa juzgada ni, por ello, restringe las posibilidades de victoria en las acciones todavía vivas.

Tal vez descorchen un cava, como dijeron que harían. Aunque yo de ellos guardaría, como mínimo, dos más en la nevera.

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