martes, 2 de junio de 2015

Tercer recurso de apelación ganado


La Sección 2ª de la Audiencia Provincial de Barcelona vuelve a fallar a mi favor (van tres), revocando el auto de inadmisión a trámite del Juzgado de Instrucción 12 y ordenando se proceda a instruir la querella por calumnias contra Cristina Pérez Llano, Benjamí Villoslada Gil, MENÉAME COMUNICACIONS, S.L. et alia.

Reproduzco el auto en su integridad. Anticipo que sólo podrá leerse en este blog, ya que los querellados tienen por regla no divulgar ninguna derrota.




Publico asimismo el vídeo de la vista en audiencia pública, en la que sólo comparecimos Carlos Sánchez Almeida -con quien siempre es un honor coincidir- y servidor.






Como explico en la vista, el gentil Benjamí se dedicaba a emplear su influencia en la red para intentar difamarme como "abogado intruso", sin pruebas y sin vergüenza, valiéndose de tuits como el que sigue (entre otros menos sutiles que no pienso reproducir):


Villoslada escribía mis siglas sibilinamente y, por si pudieran caber dudas, enlazaba a una página donde figuraba mi nombre completo. Ya fuera fruto del asesoramiento o del fecundo ingenio del cofundador de Menéame, fue ésta una supuesta astucia para perjudicarme y evitar no obstante toda responsabilidad legal; estrategia que, al parecer, no dio el resultado que se esperaba.

Por cierto que el amigo Benjamí no se contentó con que sus muchos y entregados "followers" pudieran leer estas patrañas: también las dio a conocer a quienes por entonces eran mis superiores laborales, con el obvio objetivo de que perdiera mi empleo. 

El origen de tanta inquina fue la grave transgresión que se me atribuía: haber pecado contra la libertad de expresión. En concreto, me había atrevido a anunciar acciones legales contra Menéame y alguno de sus colaboradores si no mediaban disculpas públicas por la difusión de una página difamatoria contra mí, atrevimiento que -dedujeron- debía contestarse con nuevos y  peores infundios.

Al festival de acusaciones gratuitas se añadió patéticamente Cristina Pérez Llano, "la abogada de Menéame", quien por lo visto en sus meritorios años de ejercicio no ha aprendido a distinguir entre demanda y denuncia o querella. Jaleada por Ricardo Galli e imbuida de santa ira porque su amigo había sido "tocado" (mandé un burofax a Juan Pedro López Cabrera, presunto colaborador en la difusión de las injurias), se animó y subió la apuesta, por lo que a partir de entonces mi criminalidad pasó a ser "múltiple". 




Ni que decir tiene, la "demanda", pura farfolla, nunca llegó.

Un mes más tarde, y después de haber facilitado al momento tanto a Villoslada como a Cristina Pérez Llano la prueba que solicitaban, por la que quedaba destruida por completo la acusación de "intrusismo" que vandálicamente formularon contra mí, éstos, lejos de rectificar como se les pide, promueven una queja ante el Colegio de Abogados de Barcelona, insistiendo en mi condición de intruso y requiriendo que se me investigue. La queja se me notifica en febrero de 2014 y es archivada sin abrirse siquiera expediente.

Puesto que no tenía ninguna intención de dejar impunes estas rastreras conductas, tanto menos cuando su persecución legal es materia de mi competencia, me querellé por calumnias contra los mismos que, exceptuando a Pérez, ya estaban incursos en un procedimiento análogo por injurias. Transcurrido un año, los querellados -algunos con varias imputaciones- están un paso más cerca del juicio. Si recayera condena, el precedente resultaría útil para casos similares y, sin ser único en su especie, tendría algo de insólito por afectar por primera vez al agregador de noticias más importante de España y, según creo, aquel en el que en virtud de su monopolio "de facto" se cometen los peores abusos.